Hoy la luna está en perigeo, una hermosa superluna más grande y brillante de lo normal alumbrando y alumbrándonos en esta noche casi primaveral. Con ella, las sombras parecen menos envolventes, el cielo negro se oculta un poco más tras su halo luminoso, todo parece más amable, menos amenazador. Colgada sobre el horizonte, el efecto óptico de magnitud y amarillenta luminosidad hipnotiza y casi sobrecoge.
Pero no me da miedo esa luna gigante y avasalladora, no me da miedo la posible cercanía de asteroides y cometas, como tampoco me dan miedo esas imágenes recientes de galaxias colisionando, estrellas estallando o quásares escupiendo estrellas en el universo profundo. Todo forma parte del orden del cosmos.
Sí me da miedo un tipo de materia oscura que no es la intergaláctica. Ésa que se apodera de vez en cuando de la gente, que se extiende como viscosa masa de petróleo, adhiriéndose y oscureciendo los pensamientos y sentimientos de esta humanidad que vuelve a tropezar una y otra vez en la misma piedra.
No hay que olvidar. Hay que pasar página, ir hacia adelante pero no olvidar.
Y no nos tenemos que dejar engañar.
¿Qué significa todo eso de la sociedad del bienestar? ¿Bienestar de quién? Nos han manipulado con una propaganda directa unas veces y subliminal otras. Estábamos en una sociedad casi perfecta. Consumíamos lo que nos hacían querer, cuando querían y como querían. Cuanto más, mejor.
Y a la sombra de esta bonanza hemos dejado crecer negras formas de pensar que sibilinamente lo van anegando todo. ¿Qué decir si no de las muertes en nombre de religiones, de ambiciones personales y colectivas, de la hipocresía inherente a la venta de armas negando la guerra, de la insensibilidad al dolor de otros tapándolo con fraseología compasiva...? Hemos pasado por alto hambres, miserias, genocidios, pérdidas de derechos y de dignidades. No iba con nosotros porque vivíamos en una burbuja que nos aislaba del exterior.
¿Ya hemos olvidado el sufrimiento ocasionado por la manipulación ideológica en otros tiempos? Las mentiras siempre son arriesgadas pero algo de su poso siempre permanece. Esa negra pátina que oculta la verdad.
Más sombras que luces.
Todavía estamos a tiempo.